Chamonix

El hidrospeed o natación en aguas bravas se practica en Chamonix a lo largo de más de 6 km y a lo largo de un entorno conservado a los pies del Mont-Blanc. Descender el curso de un río sobre un flotador con la ayuda de aletas es muy divertido y no requiere de ninguna técnica particular. Basta con saber nadar y medir más de 1,50 m para embarcarse en un descenso que recordará durante mucho tiempo.

La Crûte es la especialidad de La P'tite Verte y un plato alegre que no hay que perderse en la estación y el pueblo. Con ajo y queso, jamón crudo, huevo y, a veces, incluso rebozuelos con nata, esta rebanada de pan gourmet le promete una comida sencilla, auténtica y tonificante. Tenga en cuenta que la fondue saboyana con Beaufort y Comte, setas porcini o rebozuelos también puede justificar una parada gastronómica en uno de los restaurantes más populares de Chamonix.

Situados en la reserva natural de las Agujas Rojas, los lagos de Cheserys ofrecen una vista increíble del macizo del Mont-Blanc. Apreciará la tranquilidad que reina allí ya que sigue siendo menos conocido que el del Lac Blanc. Para acceder a este rincón salvaje, tendrá que calzarse un buen par de botas de senderismo. Los senderos que conducen hasta allí son bastante complicados y presentan importantes desniveles.

De abril a principios de noviembre, la zona de esquí de Planards adquiere el aspecto de un parque de atracciones. Trampolines, barcas de chapoteo, balancines, minimotos, toboganes, circuitos de atracciones y muchas otras actividades relacionadas con el agua y el aire que divertirán a niños y adultos por igual. Algunas atracciones están abiertas a niños a partir de uno o dos años. Otras son accesibles a partir de los siete años y pueden requerir la compañía de un adulto.