French Alps

Val d'Isère a través del tiempo: siguiendo el latido de un icono alpino

Vintage black-and-white postcard of Val d'Isère: alpine village and hotels beneath steep snow-covered mountains, skier silhouette at left.

Mucho antes de los telesillas y las escuelas de esquí, Val d’Isère era una comunidad alpina aislada, situada en lo profundo del valle de Tarentaise.

Autor: Olivia Thomas

Fecha de publicación: 19 diciembre 2025, 11:00am

Longitud del artículo: 5 minutos

Donde empieza la historia

Val d’Isère albergaba familias autosuficientes que vivían de la agricultura, el ganado y el comercio de montaña. La vida aquí exigía conocimiento del entorno y la capacidad de adaptarse a cada estación. Los primeros visitantes llegaron en 1888, cuando se abrió el primer hotel; el viaje era largo y lento, y se venía en busca de aire puro y tranquilidad.

Snow-covered alpine village with a tall church steeple in a wide valley between snow-clad mountains (vintage black-and-white).

Comienzos tranquilos.

En 1929, un joven francés, Jacques Mouflier, visitó la zona y vio su potencial como destino de invierno. Nicolas Bazile, alcalde de Val d’Isère, dudaba de que funcionara debido al clima severo y su aislamiento. Sin embargo, tras conocerse, comenzaron los primeros planes de desarrollo. Con los años, llegaron las infraestructuras esenciales, se mejoró el acceso al valle y se inauguró una oficina de correos que atendía a la comunidad creciente.

En 1937, Val d’Isère obtuvo una inesperada notoriedad cuando dos ministros franceses quedaron atrapados en una tormenta de nieve en el paso del Iseran, abierto ese mismo año. El suceso generó atención mediática y dio a conocer el lugar al gran público. En los años siguientes, el esquí alpino se popularizó en Europa, y la combinación de su terreno y arquitectura hizo de la región una de las más admiradas de los Alpes franceses.

Two skiers on a snowy slope overlooking an alpine village of snow-covered wooden chalets.

Un destino emblemático.

De los orígenes remotos al escenario olímpico

A mediados del siglo XX, Val d’Isère había superado sus raíces agrícolas. La llegada continua de visitantes y la expansión de las remontes transformaron el valle en un centro alpino activo. Su altitud y sus pistas desafiantes atrajeron tanto a competidores como a aficionados, consolidando la reputación que mantiene hoy.

Esa reputación creció con el auge del esquí competitivo. En 1955, Val d’Isère acogió el primer Critérium de la Première Neige, inaugurando la temporada de esquí. A finales de los sesenta, la Copa del Mundo FIS de esquí alpino añadió el evento a su calendario oficial, convirtiendo a Val d’Isère en la primera parada del circuito europeo. Cada invierno, las mismas pistas reciben a campeones y principiantes, manteniendo al pueblo en el centro del deporte alpino. En 1992, Val d’Isère alcanzó una nueva proyección internacional al acoger varias pruebas de esquí alpino de los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville.

Alpine skier in goggles and beanie racing around an Olympic gate flag on a snowy slope, spectators visible in the background.

Legado de los Juegos de Invierno.

Siempre en temporada

El atractivo de Val d’Isère está en su continuidad. Aunque el invierno marque su legado, las montañas viven todo el año. Cada estación ofrece una nueva expresión del paisaje: laderas nevadas en invierno, valles verdes en verano. Los esquiadores regresan por la variedad de pistas, mientras que en verano los visitantes disfrutan del ciclismo, el senderismo y la tranquilidad del pueblo.

Por encima del valle se abre el paso de l’Iseran, uno de los más altos de Europa, abierto cada verano para conectar los valles y ofrecer vistas que se extienden por los Alpes franceses. Durante todo el año, Val d’Isère mantiene una conexión estrecha con su entorno. Los proyectos de energía renovable, el transporte eficiente y la planificación responsable permiten que el resort crezca en armonía con la naturaleza.

Solitary skier carving sweeping S-shaped tracks across a vast, untouched snow slope, leaving multiple curved parallel trails.

Esquí en Val d’Isère.

El arte de la vida alpina

La hospitalidad siempre ha formado parte de la identidad de Val d’Isère. Lo que empezó con familias abriendo pequeñas posadas se ha convertido en un destino conocido por su elegancia y su serenidad. El pueblo ha crecido, pero mantiene su coherencia arquitectónica: fachadas de piedra, madera de alerce y pizarra que enlazan los nuevos chalets con su historia.

Emerald Stay forma parte de esa evolución, gestionando dos apartamentos seleccionados: Apartamento Kumo y Apartamento Onyx. Elegidos por su estilo y localización, ofrecen una experiencia de vida en la montaña coherente con el carácter auténtico de Val d’Isère.

Indoor lap pool in a modern wood-clad spa with concrete columns, lounge chairs, and a large mountain mural reflected in the water.

Instalaciones de la Résidence L’Écrin, disponibles para los huéspedes de los apartamentos Kumo y Onyx.

Un legado vivo

La historia de Val d’Isère sigue viva gracias a su capacidad de evolucionar sin perder sus raíces. El pueblo deja convivir tradición y progreso de manera natural. Cada generación aporta su visión manteniendo la autenticidad. Para los visitantes, el espíritu de Val d’Isère mezcla familiaridad y descubrimiento, demostrando que puede crecer sin perder su esencia.

Vintage black-and-white photo of three skiers descending a steep snow slope, casting long shadows and leaving tracks with a mountain peak behind.

Archivos de Val d’Isère.

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